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Lecciones de una elecciones ¿Qué hacer? 8 diciembre 2014

Posted by Antonio Rubio Calín in Opinión.
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El pasado 4 de diciembre, se celebraron elecciones sindicales en la Enseñanza Pública No Universitaria para elegir a los 57 delegados y delegadas sindicales que conformarán la Junta de Personal Docente No Universitario. Los recortes que el gobierno regional ha efectuado sobre plantillas, han reducido en cuatro el número de representantes en relación a los últimos comicios celebrados en 2010 y que hubo que repetir en el 80% de las mesas en 2012 por obra y gracia de una impugnación presentada por el SIDI (Sindicato de Docentes Interinos), organización que pretende conseguir en los juzgados lo que las urnas le niegan tozudamente convocatoria tras convocatoria.

También se celebraron elecciones en el ámbito universitario. Si bien en este último ha habido un claro vencedor, la federación de Enseñanza de CCOO ha obtenido 30 delegados de un total de 87, muy por delante del segundo sindicato que obtiene 23, en la Pública No Universitaria, sigue siendo ANPE, la Asociación conservadora heredera del antiguo sindicato franquista de profesores, la organización más votada. En esta ocasión, ha igualado en delegados con la Federación de Enseñanza de CCOO, 14 para cada uno, y ha perdido 2 delegados en relación a la anterior convocatoria. Tanto la Fed. de Enseñanza de CCOO, como STERM, la Intersindical (volcados ahora en un nuevo “experimento” de la mano de PODEMOS), como UGT, han perdido votos, STERM pierde 1 delegado y FETE-UGT pierde 2. Lo perdido por ANPE, ha ido a parar al SIDI, situada en el extremo más derechoso del abanico sindical. Todo queda en casa.

Tanto la Fed. de Enseñanza de CCOO, como FETE-UGT, consiguen su decimocuarto y cuarto delegado/a, respectivamente, por restos. CSIF, sindicato creado en su momento por la administración de UCD para contrarrestar el auge del sindicalismo de clase en la función pública, se queda con 3 representantes, pierde 1 delegado en relación a 2012.

Dicho esto, una primera lectura de estos resultados nos llevaría a pensar que, a pesar de las movilizaciones continuadas de estos últimos cuatro años contra recortes, perdidas de derechos y LOMCE, a pesar del clima de crispación que se vive en los centros educativos por mor de “estándares”, evaluaciones y proliferación burocrática, de no cobertura de bajas, de descuentos por enfermar de gripe o gastroenteritis, el profesorado ha dado un apoyo considerable a las opciones más conservadoras del espectro sindical, que, en su conjunto obtienen cinco delegados menos que el autodenominado “bloque progresista”.

Prácticamente, la foto sigue siendo casi idéntica a la que había.

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Elecciones a Junta de Personal Docente No Universitario, delegados/as obtenidos. Gráfica comparativa . Elaboración propia

Cierto es que en las actuales circustancias los resultados son, en todo caso, plausibles para las organizaciones de izquierda y progresistas; pero, ¿Deberían llevarnos a lanzar las campanas al vuelo? Hago la pregunta porque eso es lo que parece que se interpreta, en mayor o menor medida, leyendo los titulares con los que las tres organizaciones del “bloque progresista” –antaño “Comité de Resistencia”- saludan los resultados.

La Federación de Enseñanza de CCOO Región de Murcia titula y subtitula de la siguiente manera los resultados electorales:

“CCOO gana las elecciones sindicales en la Universidad de Murcia y empata en el primer puesto en la Junta de Personal Docente no universitario”

“La Federación de Enseñanza de CCOO revalida su primera posición en la Universidad de Murcia y empata a 14 delegados en la primera posición en la enseñanza pre-universitaria.”

Curioso titular, si se tiene en cuenta la desproporción de uno y otro sector en cuanto al número de electores: Cerca de 20.000 la Pública No Universitaria frente a unos tres mil en la UMU. Lo de la “enseñanza pre-universitaria” me recuerda épocas pretéritas, donde la “educación” se orientaba en exclusividad para la Universidad y no lo voy a comentar. En cualquier caso, un titular bastante pobre en el fondo y la forma.

Por su parte, STERM La Intersindical, publicita en su web lo siguiente:

El voto progresista gana las elecciones sindicales en enseñanza”. El sindicalismo alternativo se consolida de la mano de STERM INTERSINDICAL.

También curioso, entre otras cosas porque no sabemos si ese “voto progresista” al que hace referencia, se lo adjudica en exclusiva o se reparte ex aequo, con quienes han sido su compañeros y compañeras de “dignidad y resistencia” en estos últimos años. Llama también la atención la referencia a ese “sindicalismo alternativo” del que STERM hace gala, sobre todo teniendo en cuenta que es una organización que lleva como 30 años siendo “alternativa y emergente”; pero que actúa frente a la Administración de la misma manera y con las mismas “herramientas” que el resto. ¿Un guiño a PODEMOS, donde sus actuales dirigentes se van situando (como pueden)? Ningún comentario a los resultados en la Universidad de Murcia, donde el autodenominado “sindicalismo alternativo” ha quedado en último lugar.

Cerrando el “bloque”, tenemos el análisis de FETE-UGT

FETE-UGT segunda fuerza en el global de la enseñanza pública en la Región de Murcia (universitaria y no universitaria)

A pesar de los resultados poco alentadores en la enseñanza no universitaria, los excelentes resultados en el ámbito de la Universidad de Murcia mantienen a FETE-UGT como segunda fuerza en el global de la enseñanza pública en la Región.En cuanto a la Junta de Personal Docente no Universitario FETE-UGT se mantiene como quinta fuerza pero con unos resultados que no son buenos.

Visto lo visto, parece que FETE-UGT ha optado por un titular “mediopensionista”, resaltando ese “forzado” segundo puesto en la enseñanza pública; pero, reconociendo sin paliativos los malos resultados en donde más se jugaba: la Pública No Universitaria. Y, algo que le honra: felicita a los demás por los resultados, cosa que no hace el resto.

¿Qué hacer? Que dijo alguien una vez. Pues no parece que se den muy buenas circustancias para repetir la alianza del en su día autodenominado “Comité de resistencia”; por diversos motivos, entre otros, los posicionamientos políticos a los que ineluctablemente se van a ver abocados todos de aquí a poco por “exigencia del guión” de convocatorias electorales próximas y en donde hay posicionamientos divergentes, convergentes y encontrados, según se mire… y se opte.

Una cosa es cierta, el malestar en los centros va en aumento y eso se refleja en el porcentaje de votantes, cercano al 60%. Bien es cierto que es un porcentaje alto si se compara con otras convocatorias electorales del ámbito político, locales, autonómicas o generales; pero muy alejado de los porcentajes de participación registrados en enseñanza hasta bien entrada la década de los 90 en donde se alcanzaban cifras cercanas, cuando no superiores, al 80%.

Más allá de los ya consabidos recortes y pérdidas de derechos, y que aún no han acabado, la aplicación de la LOMCE y su carga burocrática, fútil y sin sentido está llevando a los claustros a situaciones de angustia profesional sin parangón en nuestro ya de por sí angustiado sistema educativo.

No hay respuestas, salvo el recurso, ya manido, a tópicos, consignas y lugares comunes por parte de las organizaciones sindicales. En vez de hacer piña frente al dislate que supone esa especie de magma pseudopedagógico de estándares de aprendizaje, criterios, rúbricas y demás estupideces que los asesores de Wert se han sacado de sus chisteras, y proclamar la INSUMISIÓN docente frente a tanto despropósito, se limitan a incorporar “cursos” a sus respectivas ofertas formativas para “ayudarnos” a sacar adelante este galimatías.

Mal camino, sobre todo si al final, ¡Ojalá! Las próximas elecciones generales echan al PP del gobierno y el resto de fuerzas cumplen, que está por ver, el compromiso explicito que asumieron de tumbar esta nefasta y retrógrada ley educativa.

En fin, quienes el pasado 4 de diciembre fuimos a votar, utilizando las dos horas que por derecho nos corresponden, y que también nos quisieron cercenar, lo hicimos, creo entender, para que aquellas opciones más cercanas a nuestro ideario, que lo son también a nuestros principios y postulados educativos, tuviesen una oportunidad de defender, desde una perspectiva de clase, nuestros derechos, como trabajadores y trabajadoras y como enseñantes; pero también un modelo educativo que dista mucho de coincidir, ni siquiera de pasada, con lo que nos quieren embutir (aunque de esto no estoy muy seguro de coincidir con algunos de los “elegibles”). Esperemos que así lo hagan; si no, se lo demandaremos.

Pero el comienzo no ha sido muy halagüeño, creo.