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¿Para quién gobiernan? 31 marzo 2014

Posted by Antonio Rubio Calín in Opinión.
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En realidad es una pregunta retórica. Antes incluso de que este artículo esté terminado, el presidente francés François Hollande habrá nombrado como Jefe de Gobierno al actual ministro del Interior, Manuel Valls (Barcelona, 1962).

La debacle del Partido Socialista Francés tras la culminación del proceso de elecciones locales, de la que sólo se salva París, cuya futura alcaldesa, Anne Hidalgo, comparte orígenes ibéricos con Valls, ha precipitado la crisis de un gobierno que casi a mitad de la legislatura manifiesta claros síntomas de desorientación e incapacidad para dar respuesta a los graves problemas que tiene planteados la población francesa, derivados, cómo no, de la crisis económica y de las recetas austericidas de la “Troika”.

Si la derrota humillante de lo que representa el “socialismo” de Hollande es importante, no lo es menos la abstención registrada, un 37,3%, una cifra desconocida desde hacía decenios en unos comicios franceses. Humillante, además, porque la ganadora ha sido una derecha dividida y acosada por los escándalos: presunto desvío de fondos del presidente del partido, Jean-François Copé; grabaciones piratas del asesor áulico Patrick Buisson a Nicolas Sarkozy, y escuchas judiciales al ex jefe del Estado, implicado en seis casos de corrupción.

El Partido Socialista ha perdido ciudades tan emblemáticas como Limoges, en manos de la izquierda desde 1912, o Toulouse.

El ascenso de la extrema derecha de la mano de la hija del exparacaidista fascista Le Pen, Anne Marie, da una idea de lo podrido de la situación. Le Pen simboliza la antítesis de la República y ha jugado con los sentimientos más irracionales del pueblo: el miedo al extranjero que “quita el puesto de trabajo al nacional”, la precariedad laboral, la inseguridad ciudadana, patrimonio también del “otro”, del que viene de fuera. Un “nuevo populismo” que algunos, ella misma, quieren vincular a un “peronismo a la francesa”: la superación de derecha e izquierda, el euroexcepticismo basado en la identificación de Europa como cuna de todos los males de la sociedad gala, algo a lo que las instituciones europeas parecen empeñadas en certificar.

El discurso de Le Pen ha calado hondo en las masas lumpemproletarizas pero también en una clase trabajadora desorientada y asqueada de imcumplidas promesas y de ver como el presidente que llegó al poder con un discurso ilusionante se ha rendido al capital, las grandes patronales y la Troika.

Y ante esto, ¿Cuál va a ser la solución? Colocar en el Palacio de Matignon al representante del ala derecha del socialismo francés. Manuel Valls se define a sí mismo como “blairista”, partidario de la ‘reconciliación de la izquierda con el pensamiento liberal’. Obsesionado con la seguridad ciudadana y partidario del endurecimiento de las políticas contra la inmigración o el derecho de asilo. Es un defensor a ultranza de la elevación de los años de cotización para alcanzar la jubilación, defiende 41 años, y de los regímenes especiales frente al ‘régimen general’ en la seguridad social. Además se ha mostrado como un furibundo enemigo de todo lo que huela a protesta de carácter ecologistas: Es conocida su oposición a las protestas anti-trasgénicos y antinucleares.

Para rematar la guinda biográfica, fue un fidelísimo seguidor de Dominique Strauss-Kahn.

Este es el hombre en quien Hollande va a depositar la jefatura del Gobierno francés tras asegurar “que ha entendido” el mensaje de la ciudadanía. A mi, personalmente, me recuerda aquello que dijo otro ilustre “socialista” español, Felipe González, cuando tras la apuradísima victoria de las elecciones del 94 dijo aquello de “He entendido el mensaje”. Todos sabemos cómo acabó la historia.

Parece que cuando la izquierda socialdemócrata en el poder empieza a recibir descalabros, derivados de su torpeza política, entiende que lo que tiene que hacer es gobernar como la derecha e ir más allá aún, no corregir el rumbo e imponer políticas de recuperación y potenciación de los servicios públicos, incentivar el consumo por medio de políticas salariales racionales, gravar a las grandes fortunas mediante una política impositiva progresiva, garantizar los derechos humanos, oponerse a las políticas marcadas por el gran capital y sus secuaces… No. Han entendido el mensaje.

Por eso decía al principio que el título de este artículo era una pregunta retórica. Yo sé la respuesta. Vosotros y vosotras seguro que también.

Minando lo público 6 enero 2014

Posted by Antonio Rubio Calín in Artículos, Opinión.
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Que a estas alturas podamos sorprendernos aun de las decisiones que adoptan nuestros gobernantes es un claro síntoma del empeño que estos ponen en cumplir con determinados principios inexorables, como ese que determina que “cuando algo va mal, seguro que puede ir a peor”. La afirmación viene dada por la Resolución de la Consejería de Educación, Universidades y Empleo, de 7 de noviembre del presente, en la que se establecen instrucciones para la instauración de programas que contemplen medidas de apoyo individualizado dirigidas al alumnado de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) que pueda concurrir en riesgo de exclusión social, fracaso o abandono escolar.

La normativa establece una dotación de 200.000 euros a repartir entre una selección de 40 centros educativos del mencionado nivel, 5.000 euros por centro, con la posibilidad de poder ser mayor la cantidad si concurren menos de los 40 establecidos.

Hasta aquí, y con lo que está cayendo, podríamos convenir que se trata de una decisión no solo acertada, sino incluso loable y plausible. Pero, miren ustedes por donde, va a ser que no.

Les explico. Desde 2007, a iniciativa del Ministerio de Educación dirigido en ese momento por el ministro Gabilondo (de lo mejorcito que ha dado el gremio ministerial) y hasta el pasado curso escolar, venía funcionado el Plan PROA (Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo); un programa destinado al alumnado en riesgo de exclusión social y en clara situación de desventaja educativa. Dicho programa dirigido tanto a Primaria como a Secundaria contaba con una financiación compartida al 50% entre Ministerio y Comunidades Autónomas. El primer rejonazo vino de la mano del ministro peor valorado en la historia de la democracia española, el señor Wert, quien decidió por mor de la crisis suspender la aportación económica correspondiente a su ministerio. El segundo rejonazo lo asestó nuestro flamante consejero de Educación, Pedro Antonio Sánchez, decidiendo suspender definitivamente para el presente curso escolar dicho Plan.

Pero, he aquí que pasados dos meses desde el inicio de curso, la Consejería nos sorprende con lo que podría ser un enmendar el error (a esto habría que decir que el Plan ha funcionado muy bien estos años). Lamentablemente no es así.

La mencionada resolución resulta ser un nuevo atentado contra el servicio público educativo en el cumplimiento de ese objetivo que se ha marcado el Gobierno Popular de desmantelar lo público. La Consejería establece que los centros seleccionados dispondrán del dinero presupuestado para “contratar el servicio de empresas e instituciones” que desarrollen el programa. Es decir, hay dinero; pero para la empresa privada. Y lo que hasta ahora hacían los docentes de los centros, funcionarios públicos que han obtenido su plaza según los criterios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad, ahora lo van a hacer empresas privadas que, además, tendrán acceso y derecho a participar de la organización pedagógica y a cualquier otra cuestión relativa a la programación de dichas actividades en los centros públicos de enseñanza secundaria de nuestra Región, quedan excluidos los centros de Primaria.

Si además recordamos que durante el presente curso son cientos los docentes interinos que se han vistos arrojados al paro por la política de recortes de la Consejería de Educación, la burla es ya descarnada.

Como han recordado algunos sindicatos de enseñanza, resulta escandaloso el que se derive hacia la empresa privada, cuyo único objetivo es el lucro (llamémosle beneficio empresarial si se quiere) una tarea que hasta ahora venían desempeñando cualificados profesionales de la enseñanza pública.

¿Hasta dónde va a llegar el irrefrenable ímpetu privatizador de nuestros gobernantes? ¿Qué será lo próximo, ofrecer a las academias de idiomas la enseñanza de los mismos en nuestros centros públicos, o a los gimnasios y centros deportivos el impartir la Educación Física? ¿Contratará la Consejería a expertos en dirección comercial y gestión empresarial para dirigir los centros de enseñanza?

Y mientras, nuestro consejero ganándose el jubileo loando la excelencia de lo “privado” en el acto de inauguración de curso de la Universidad Católica San Antonio, UCAM. Amén.

 

 

Tics autoritarios 6 enero 2014

Posted by Antonio Rubio Calín in Artículos, Opinión.
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Hace un par de semanas, la Delegación de Gobierno de Murcia, a cuyo frente se encuentra  Joaquín Bascuñana, tomó una determinación inédita hasta ese momento: Prohibir los itinerarios que habían solicitado los convocantes de la Marcha de Mareas prevista para el 23 de noviembre, reduciendo a dos los ocho convocados. Nunca había ocurrido algo semejante. La justificación dada, alegando el posible caos circulatorio y anunciando de manera alarmante el presunto riesgo que para la seguridad ciudadana podía acarrear tal panoplia de protestas, no puede por más que haber causado risión en la mayoría de los murcianos y murcianas que llevan aguantando año tras año estoicamente el que la ciudad quede colapsada todas las Semanas Santas y Fiestas de Primavera, romerías varias y sucedáneos festeros. Creo recordar que durante esos acontecimientos no se han producido situaciones que hayan acarreado más peligro a la seguridad ciudadana que las propias originadas por cuadrillas de borrachos descerebrados meando alegremente donde bien pueden, vestidos con atuendos más propios del circo que de otra cosa. Tampoco me suena que la Delegación de Gobierno haya prohibido nunca ningún desfile pasional, ni caravana sardinera por más que interrumpan el cotidiano deambular de la ciudadanía, impidiendo el acceso a garajes, calles y demás. Y eso que si hacemos caso a las cifras que nos aportan sobre concurrencia, convenimos en que en esas fechas, la Región prácticamente se vacía para acudir en tropel a la capital de la Comunidad para asistir a eventos como el “Bando de la Huerta” o “El Entierro de la Sardina”, no digamos ya de las decenas de miles de romeros que acompañan a la patrona desde diferentes puntos de la ciudad y sus pedanías cada vez que sube y baja de su santuario.

Los convocantes de la Marcha de Mareas, incluidos los sindicatos CCOO, UGT y USO, recurrieron la decisión gubernamental ante el Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia quien en un breve plazo, como se establece por ley, dictó a favor de los recurrentes, obligando al sr. Bascuñana a envainarse su arbitraria decisión y condenando a la Delegación del Gobierno, es decir a toda la ciudadanía, al pago de las costas derivadas del acto judicial provocado por la imprudente y temeraria decisión del sr. Bascuñana.

El secretario general de CCOO de la Región de Murcia, Daniel Bueno, definió la actuación del Delegado de Gobierno como “tic autoritario”, una referencia moderada para lo que verdaderamente encierra ese comportamiento.

Durante estas últimas semanas, asistimos también a la elaboración de un proyecto de ley sobre seguridad ciudadana que el Gobierno, por medio de su ministro del Interior, Fernández Díaz, va a presentar al Parlamento para su debate y posterior y más que segura aprobación. Un proyecto de ley que vendría a sustituir a la actual, la en su día llamada “Ley Corcuera”, o “Ley de la patada en la puerta” como fue popularmente bautizada. Esta de ahora ya tiene su apelativo popular: “Ley Mordaza”. Fundamentalmente, la ley pergeñada por el ultracatólico y ultracolérico ministro del Interior trata de amedrentar a la ciudadanía mediante la aplicación de multas desorbitadas que castigarían determinados actos, sobre todo relacionados con protestas, manifestaciones y demás. Cualquiera diría que este país vive en un caos ingobernable cercano a la insurrección y que por lo tanto se hace necesario adoptar medidas más propias de un estado de excepción o de un régimen dictatorial que de un proyecto que intente velar por los derechos ciudadanos.

Lo cierto y verdad es que tal y como están las cosas, con cerca de seis millones de personas en paro, miles de familias amenazadas con ser expulsadas de sus casas, unos servicios públicos en fase de desmantelamiento y una clase política manchada por la corrupción más abyecta, empezando por el propio partido que nos gobierna, la templanza y la exquisita paciencia y respeto que están mostrando los ciudadanos y ciudadanas de este país es más que ejemplar.

¿A qué viene por tanto afán por legislar en clave represiva y sobre todo recaudatoria?

¿A qué viene el intentar disuadir a la ciudadanía prohibiendo recorridos y marchas de protesta?

Parece que el Gobierno del Partido Popular considera que el daño que están provocando sus medidas legislativas debe ser acompañado de medidas que corten de manera tajante cualquier manifestación contra las mismas.

A nuestra derecha nunca le ha gustado la protesta, a no ser que la misma esté protagonizada por los obispos o por los movimientos “pro vida” o por determinadas asociaciones de víctimas del terrorismo con las que se sienten identificados. Nuestra derecha preferiría vivir en la “placidez”, como en su día declaraba Mayor Oreja, de determinados regímenes totalitarios, como el franquista al que se han negado a condenar.

Decía Winston Churchill, un peligroso bolchevique, como sabe todo el mundo, que la diferencia entre la democracia y la dictadura es que en una democracia cuando llaman a tu puerta a las seis de la mañana solo puede ser el lechero y no la policía. Pero democracia también es poder expresarse y manifestarse libremente y, sobre todo, saber que el respeto a las instituciones del estado no se consigue mediante el recurso al miedo y a la represión; y que ser patriota es algo más que llevar una banderita roja y gualda pegada en el alerón del “Mercedes” o unos tirantes o una prenda de vestir con tales colores.

En 1989, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, en una sentencia ejemplar resolvió que la quema de la bandera de las “barras y estrellas” (que fue la bandera de la “Revolución americana”) no era anticostitucional, una resolución que fue polémica; pero, que pone en valor la esencia misma de la democracia y de la libertad. ¿Qué nos tendrá deparado la nueva normativa de Interior cuando entre vigor ante un caso similar en nuestro país?

Errarían nuestros dirigentes, algo por lo demás normal, si pensasen que con políticas intimidatorias y represivas van a ahogar las protestas de la ciudadanía ante sus políticas de destrucción del estado social y de derecho. ¿Nos obligará el sr. Fernández Díaz a lucir sobre nuestras ropas algún distintivo, como hicieron otros tiempo ha, que nos identifique según nuestra ideología o adscripción política?

Todo indica que más que de tics nuestros gobernantes son presa de todo un conjunto de estereotipias autoritarias. Se lo deberían de hacer ver.

¡Al loro con la hora! 2 octubre 2013

Posted by Antonio Rubio Calín in Artículos, Opinión.
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No, no es un trabalenguas. El título viene a cuento sobre la penúltima estupidez que se le ha ocurrido a esta panda de imbéciles que nos (des)gobierna. Desde hace semanas se nos viene machacando desde diversos medios de comunicación con la conveniencia de modificar la hora y establecer el huso horario de Greenwich, equiparándonos así a Gran Bretaña, Irlanda y Portugal; por cierto, que no se menciona a Irlanda, antaño todopoderoso “Tigre celta”.

El Congreso de los Diputados, que no tiene otra cosa mejor que hacer, ha aprobado un informe que ha sido elaborado en el seno de una Subcomisión para el estudio de la Racionalización de Horarios, la Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Laboral y la Corresponsabilidad, constituida en el seno de la Comisión de Igualdad. La subcomisión ha estado compuesta por 15 miembros: Cuatro del Grupo Popular, tres de Grupo Socialista, dos de CiU, uno de la Izquierda Plural, uno de UPyD (el ínclito Toni Cantó) dos del PNV y dos del Grupo Mixto; además, han comparecido, a peticiones varias, cerca de unas cuarenta personas pertenecientes a diferentes ámbitos socio-laborales, académicos, empresariales, organizaciones sociales, etc. ¡Joder, ya estoy más tranquilo! Si esto del cambio horario lo van a decidir las ocurrencias de un grupo de expertos no hay nada que temer, tenemos el referente de los “sabios” que dictaminaron sobre el sistema de pensiones.

Como de lo que se trata no es sólo del estudio y análisis de la los horarios laborales y su racionalización e incidencia en la vida laboral sino también del análisis de la Ley de igualdad efectiva entre hombres y mujeres, cada compareciente ha tirado por el camino que le interesaba. El objeto no obstante de la subcomisión era la racionalización y flexibilización de horarios familiares y laborales, la convergencia con Europa en este sentido y el aumento de la productividad y uno no menos loable que permita los cambios que hagan posible la realización de los ciudadanos en todos sus aspectos vitales: personal, familiar y profesional.

Es verdad que no parece del todo lógico que España se mantenga en una franja horaria (en la que, por cierto, están todos los países europeos a excepción de Gran Bretaña, Irlanda y Portugal) que no se corresponde con su situación geográfica con relación al meridiano 0º y a la que pertenece desde 1942, cuando el sanguinario dictador, general Franco, decidió también alinearse con la Alemania nazi en el tema horario (sus herederos ideológicos los hacen en otros aspectos: austeridad v.g.). Lo que resulta sospechoso es que los mismos que se niegan a condenar la dictadura franquista nos manden este subliminal mensaje como argumento de peso, entre otros, para provocar un nuevo cambio en nuestros relojes.

Leyendo el extenso informe, 86 páginas, encontramos argumentos para todos los gustos, incluidos varios powerpoint algunos con títulos tan sugerentes como Conciliar presupone regresar a Greenwich (que a mi me recordaba aquello de “Amar significa no decir nunca lo siento”). La subcomisión termina con una serie de consideraciones recogidas de las comparecencias y unas conclusiones de cosecha propia. Es en estos dos últimos puntos donde uno ya se empieza a acojonar (me disculpen el vulgarismo). Porque, claro, el fin último de la historia es elaborar una Ley que de respuesta a las necesidades supuestamente detectadas y a los objetivos perseguidos.

Y es que cuando esta panda dice que va a elaborar una ley basándose en argumentos de expertos es como para ponerse a temblar (con las que elaboran sin el concurso de la inteligencia, que son las más, también).

Vamos a ver, parece ser que la baja productividad española, la falta de igualdad efectiva entre hombres y mujeres, la nula posibilidad de conciliación laboral y familiar, la falta de permisos parentales y su efectiva utilización, la poca flexibilidad horaria, la irracionalidad en los tiempos de trabajo, la poca contratación, el fracaso escolar, la convergencia con Europa y la retrasmisión a deshoras de mi serie favorita de televisión, entre otros males que nos impiden realizarnos como personas plenas, conciliadas y racionalizadas y felices es debido a nuestro desapego del GMT, Greenwich Mean Time. No es debido a que tenemos un gobierno de incapaces, embusteros, corruptos y golpistas, ni a que tengamos al empresariado más fascista, trabucaire, explotador y mediocre de Europa, más cercano a las novelas de Dickens que a los postulados keynesianos, ni a que tengamos un sistema educativo que es utilizado como arma arrojadiza en defensa de intereses de clase mezquinos y espúrios, no. Tampoco tiene que ver que la Reforma Laboral del gobierno del PP (y de la Virgen del Rocío) haya desestructura el tejido productivo, aumentado el número de personas desempleadas hasta cerca de los 6 millones, que esté obligando a nuestros jóvenes a emprender “aventuras” por esos mundos de dios, llevándose consigo su inteligencia y su fuerza de trabajo, ni que se haya abandonado a nuestros mayores a una agonía infinita, desamparados y vilipendiados, obligados a pagarse las medicinas con pensiones de miseria, ni que se esté destruyendo la sanidad pública, la educación pública, los servicios de atención a la dependencia, no. Tampoco que los constantes ataques del Gobierno de Rajoy al Estado del Bienestar, o lo que queda de él, estén dejando a los trabajadores y trabajadoras sin la mayoría de las conquistas sociales que tanto costó conseguir, que se esté difamando a los sindicatos de clase, dejando a los trabajadores y trabajadoras sin su legítima representación, no.

Parece que todo es debido a nuestro desfase horario con el meridiano 0º. Pues eso se avisa ¡hombre de dios! Atrasamos la hora y ya está. Porque ¿Me puede alguien explicar por qué el horario británico, el irlandés, el marroquí y no digamos nada del portugués son mejores que el que tenemos aquí? ¿Qué pasa, que los portugueses viven en el mejor de los mundos posibles porque tienen horario GMT? Pero, es que si de lo que se trata es converger con Europa en racionalidad, productividad y demás, habría que recordar que, salvo los mencionados ya, el resto de Europa, incluida Francia y la querida y envidiada Alemania de la Führer Merkel, tienen el mismo uso horario que España. Vamos a ver, ¿De verdad hay alguien que se tome en serio esto? Estoy seguro que verdaderamente nos toman por idiotas.

Me dejo para el final algo que me toca en lo profesional. Se trata de la consideración que se hace en el informe sobre la jornada escolar. Resulta que mientras que todas las consideraciones y conclusiones que se refieren a cualquiera de los temas tratados establecen un grado de ambigüedad e indefinición considerable que no pasa de los consabidos “se estudiará”, “se debería tender hacia…”, “sería necesario” y similares, cuando se refiere a la jornada escolar, la rotundidad de las consideraciones y conclusiones no dejan lugar a la duda. La jornada escolar continua es perjudicial para nuestros hijos e hijas. Reza el informe que “la jornada continua no se considera adecuada ni para la conciliación, ni para la igualdad de género, ni para atender las necesidades de los menores. Es necesario adaptar tanto los horarios, como las vacaciones y el resto del calendario escolar a las jornadas de trabajo. Se propone, que los escolares empiecen un poco más tarde y se establezca la jornada partida. La oferta de servicios complementarios o extraescolares, las aulas matinales y los comedores escolares son igualmente claves para la conciliación».

Resulta chocante este párrafo ya que a continuación, en un apartado sobre organización del tiempo y el espacio de trabajo se afirma que la jornada continua es beneficiosa para la conciliación y racionalización e incluso la propia salud del individuo. A ver si me aclaro. Si se recomienda la jornada continua en el trabajo para los progenitores, con apenas una hora para comer sin abandonar el puesto de trabajo (el informe no dice si las cadenas con las que te piensan sujetar las tienes que poner tú o las pone la empresa), ¿Quién va a llevar a los nenes y a las nenas al cole cuatro veces en el día? ¿Van a dar las empresas permiso a los papás y a las mamás? ¿Se responsabilizará de eso la “chica”? ¿Dotarán a todos los centros escolares de comedor para todo el alumnado? ¿Quién lo va a pagar?

Por otro lado, algunos de los “sabios” comparecientes que imparten doctrina sobre el tema como la Sra. Marina Subirats, catedrática de sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, dejan caer opiniones que inducen a pensar que la adopción de la jornada continua en los centros de enseñanza ha sido algo impuesto y es una cuestión de querencia corporativa que solo satisface a los maestros (una fijación constante de la insigne socióloga, ex-Bandera Roja, ex-PSUC y que ha desempeñado altos cargos institucionales como militante socialista ).

Hablo por lo que sé. Cuando en la Región de Murcia se optó por implantar este modelo de jornada (ampliamente contrastadas sus virtudes en otros países), servidor participó en las negociaciones entre Administración y sindicatos como uno de los representantes de la Federación de Enseñanza de CCOO. El modelo fue debatido hasta la saciedad, explicado pormenorizadamente al profesorado, a los padres y a las madres y se sometió a consulta en todos y cada uno de los centros donde se pretendía establecer y entre todos los miembros de la comunidad educativa.
El voto de los padres fue mayoritaria y abrumadoramente favorable a la propuesta de cambio de modelo de jornada, a pesar de que la Administración, ya en manos del PP, practicamente se desentendió de la financiación de las actividades extraescolares, haciendo recaer la misma en las respectivas AMPA de cada centro. Hoy en día, la totalidad de los centros públicos de la Región de Murcia tiene implantado este modelo y el grado de satisfacción de padres y madres es absoluto. Les permite estar con sus hijos más tiempo, las actividades ofertadas de manera obligatoria y recibidas de manera voluntaria son también evaluadas muy positivamente y el alumnado rinde más que con el anterior modelo de jornada partida.

Solo quien no ha pisado un aula y analiza el hecho educativo desde la cómoda poltrona de la cátedra universitaria es capaz de aventurar consideraciones y análisis (con intención de que se plasmen en leyes) como los que se vierten en este informe. Solo quien ha vivido la docencia con el anterior sistema de jornada partida sabe del bajo o nulo rendimiento del alumnado en las horas vespertinas, que luego se alargaba considerablemente con actividades de todo tipo, amén del descontrol que representaba para las familias. La enfermiza paranoia que estos sesudos pensadores despliegan desde hace tiempo hacia las etapas educativas no universitarias les lleva a hacer afirmaciones que sobrepasan el ridículo, como cuando establecen una relación causa efecto entre el fracaso escolar y las, según ellos, pocas horas de permanencia del alumnado en los centros escolares ¡Viva la sociología cuantitativa! Está visto que para estos individuos e individuas, tan alejados de la sociedad que dicen estudiar como la propia sociedad está alejada de ellos, el sistema educativo no universitario sigue siendo considerado como un inmenso garaje donde “aparcar” cuanto más tiempo mejor a nuestros hijos e hijas.

Vuelvo, además a repetir algo que ya en su momento defendimos quienes esto negociamos: La jornada laboral del profesorado, en este caso de Infantil y Primaria (el profesorado de Secundaria hace años que solucionó esto) no tiene porqué coincidir con la jornada escolar. Tiene guasa que se preconice un modelo de jornada continua para todos los trabajadores y trabajadoras y a los y las docentes no se nos permita participar del mismo, negándonos de antemano y por ley nuestro derecho a negociar nuestras condiciones laborales.

Pero a fin de cuentas hay algo que resulta paradójico en todo este contradiós. Algunos comparecientes lo exponen, es cierto: En estos momentos lo importante es la creación de empleo, la recuperación de la actividad laboral destruida que está llevando a la desesperación a cientos de miles de familias y empobreciendo el país a pasos agigantados, retrocediendo décadas de avances sociales y tirando por la borda el potencial de una generación de jóvenes que se ven abocados a la emigración y al trabajo basura en el mejor de los casos.

En esta situación, el plantear estas cuestiones del cambio del modelo horario es un insulto a la inteligencia, una burda burla, una agresión más de estos serviles del liberalismo zafio y ramplón que además cuentan con el paraguas “intelectual” y la coartada académica de quienes se prestan a sus vergonzantes iniciativas.
Nuestros representantes políticos deben tener como objeto sacar adelante leyes que respondan a necesidades reales de la población, que den respuesta a problemáticas de perentoria resolución. Que yo sepa, no he visto a nadie pedir a gritos que volvamos a un huso horario determinado, no he visto a nadie manifestarse a favor de la GMT. Sí he visto a cientos de miles de personas clamar por sus derechos mancillados, manifestarse en defensa de una educación y sanidad públicas, en contra de la Reforma laboral, en contra del recorte de las pensiones y de la ley de Dependencia… He visto a cientos de miles de personas luchar por su dignidad. Claro que a lo mejor todo esto responde a las demandas de la “mayoría silenciosa”; pero, esto nunca lo sabremos, como es evidente.

Pues nada, ya sabéis, tomemos nota no sea que luego pase lo de siempre y entonces solo nos quede el refrán… ¡A buenas horas mangas verdes!

NOTA: De Guindos y el resto de la cuchipanda gubernamental están entusiasmados con el tema; con que, ¡al loro! No vaya a ser que nos pillen con la hora cambiada… una menos en Canarias.

El porqué una nueva Ley de Educación 19 May 2013

Posted by Antonio Rubio Calín in Artículos, Opinión.
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Quien piense que Rajoy se equivocó nombrando a algunos de los ministros y ministras de este su primer (y esperemos que último) Gobierno, está muy equivocado. No podían ser otros. La mezcla de estulticia y mala baba está pensada al milímetro. Es el mejor equipo para acometer la empresa que les han ordenado sus patrones. Los mercados, por medio de la troika y su cancerbera, Merkel, tienen en De Guindos y Montoro a sus más leales servidores; ellos están siendo los encargados de desmantelar y empobrecer el país a mayor gloria del capital. Cuando acaben con su misión, habremos retrocedido más de treinta años en niveles de renta, la clase media se habrá empobrecido hasta lo inimaginable, con la consiguiente reducción del consumo interno; la clase obrera, las clases trabajadoras, se habrán lumpemproletarizado convirtiéndose en un excelente caldo de cultivo para derivaciones xenófobas e insolidarias y en granero de votos para opciones populistas en el mejor de los casos, cuando no declaradamente fascistas. Por el contrario, ese uno por ciento de ricos y poderosos va a seguir siendo más ricos y poderosos, con lo que ello significa (hace unos días, un medio de comunicación hablaba sin rubor del mantenimiento, y crecimiento en algunos casos, del “mercado del lujo”; el único al que no afecta la crisis). Claro, el dinero no desaparece en tiempos de crisis, sólo cambia de manos. El Pacto de Rentas que estuvo en la base de la construcción del Estado del Bienestar ha saltado, junto con este, hecho añicos.

Por otro lado, el empresariado decimonónico y trabucaire español, y el nacionalista de diverso pelaje también, ha obtenido su recompensa de la mano de una reforma laboral que ha dejado sin empleo en los últimos 16 meses a más de un millón de personas. Esa reforma de la que dice sentirse tan orgulloso el presidente del Gobierno; y no es para menos: en menos de dos años se ha cargado todos los derechos laborales y sindicales por los que se ha estado luchando desde la dictadura y, después, durante los últimos treinta años; se ha reducido a papel mojado la fuerza del convenio colectivo, se están desestructurando a pasos agigantados las relaciones laborales, reduciéndolas cada vez más a los criterios arbitrarios e impositivos de patronales sin escrúpulos. Y todo ello capitaneado por una ministra que parece salida de una película de Berlanga y que pasará al Olimpo de la idiotez por méritos más que sobrados (capote de la Virgen del Rocío incluido).

Paralelo a ello corre el desmantelamiento de la sanidad pública, hasta hace nada espejo donde se miraban países mucho más desarrollados que el nuestro. Un sistema universal, gratuito y de calidad que le daba sopa con honda a lo privado y que está siendo atacado con saña, porque no es posible que las clases populares puedan tener acceso a una sanidad de calidad en igualdad de condiciones que quienes siempre la han tenido asegurada. ¿Alguien piensa que elegir para la misión a una señora apellidada Mato es una casualidad?

Pero nada de lo anterior tendría sentido si al tiempo no se destruye el sistema educativo, labor para la que se ha elegido al “Torete Wert”, un individuo pagado se si mismo, zafio, colérico, provocador e indocumentado, un liberal, vamos. Para que la derecha, como brazo armado y expresión política del capital, cumpla con su cometido histórico necesita establecer un sistema educativo en el que el poder pueda sentirse cómodo, que le permita acceder al conocimiento en exclusividad y, por lo tanto, sin competencia; ¿el hijo del obrero a la Universidad? Pero ¿qué ocurrencia es esta?.

A pesar de todos los pesares, este país nuestro se ha ido dotando de un sistema educativo público, que si bien deja mucho que desear, ha permitido reducir y mucho las diferencias de clase que existían hace poco más de treinta años. No solo se ha universalizado la educación sino que, y porqué no decirlo, se ha prestigiado y dotado de niveles de calidad impensables hace unas décadas. Es verdad que queda mucho por hacer. Es verdad que la reforma más ambiciosa de nuestro sistema, la LOGSE, nació con un déficit de financiación que malogró algunas de sus más brillantes aportaciones y que tras ella se han dado más palos de ciego que otra cosa.

Los recurrentes estudios comparativos entres sistemas, tipo PISA, incurren en lagunas y establecen comparaciones donde no se debiera comparar; pero aciertan y son contundentes en algo: Allí donde más se invierte en educación y esta es abrumadoramente pública, allí donde mejor se valora al profesorado y se le reconoce y remunera decentemente es donde mejores resultados se obtienen (Hace poco leía unas declaraciones del gran pedagogo, enseñante y dibujante, Franceso Tonucci, FRATO, que decía que si “la escuela no es pública, no es escuela”).

De estas cuestiones no se habla, ni se hace referencia. Se habla de fracaso escolar y abandono del sistema; un mantra que va calando. Estos discípulos aventajados de Goebbels han aprendido muy bien la lección: “Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “La fiesta se ha acabado” (¿Había alguna? porque yo no me he enterado), “El despido es muy caro en España”, “Tenemos un mercado laboral muy rígido”… axiomas que repetidos mil veces van calando en una sociedad que se desayuna con las finales coperas y el chascarrillo de bar. Pero nadie habla ni hace referencia de lo que ha significado en esta última década, en concreto de 1997 a 2008, la “llamada del ladrillo” para decenas de miles de jóvenes que atraídos por el dinero fácil abandonaban los estudios. ¿Fracaso escolar? No; fracaso social. Y los mismos que han estado detrás de la burbuja inmobiliaria, los mismos que han apoyado y promovido la especulación urbanística y el dinero fácil desde sus posiciones de poder político son los que ahora braman por un cambio de sistema educativo con el bastardo argumento de la “calidad”.

Hasta hace poco era lugar común el referirse a la generación de estudiantes, ya licenciados y licenciadas, que ha dado este país en los últimos veinte años como la generación mejor preparada de la historia de España (y sus comunidades). Vemos, incluso, como quienes en su día se marcharon al exilio investigador habían regresado dadas las oportunidades que empezaban a abrirse en la hasta hace poco oscura y analfabeta España; conocemos con orgullo como jóvenes investigadores, que se han formado en la España de la LOGSE, encabezan y trabajan en proyecto de capital importancia científica. A qué entonces tanto ladrido y esa imperiosa necesidad por acabar con el actual sistema educativo. Es muy sencillo. Se necesita mano de obra indocumentada, iletrada, fácil de someter para los planes del “nuevo reparto internacional del trabajo”, ese que ya nos tiene reservado un puesto como país de servicios tercemundista y mano de obra barata y sin cualificar; una vuelta a los ’60. Pero, además, se necesita adoctrinamiento y sometimiento ideológico. La criminal Conferencia Episcopal española estaba que rabiaba con tanto “laicismo y relativismo” que crea ciudadanos críticos y por lo tanto alejados de la superchería y el sectarismo dogmático de quienes se definen como católicos; es decir, “universales y auténticos”. “Hay que volver a llevar las sotanas a las aulas”, seguro que escupe más de uno al tiempo que se abrocha el disfraz de cuervo con bragueta interminable.

Esta nueva Ley para la Mejora de la Calidad de la Enseñanza (LOMCE) es la ley que necesitaban los curas y las patronales. Es una ley que va a consagrar y subvencionar la segregación, la mercantilización y el adoctrinamiento; es una ley recentralizadora y es una vuelta al pasado más lejano.

Pero ¿de verdad hay alguien que piense que se gana en calidad de enseñanza aumentado las ratios, segregando al alumnado, devaluando la Formación Profesional, reinstaurando las reválidas y dándole a la superchería religiosa católica rango de asignatura fundamental, equiparándola a las matemáticas o la lengua?

Por eso es necesaria una ley de educación, para acabar bien el trabajo emprendido, que no es otro que la destrucción sistemática y total del Estado Social y de Derecho. Se deja a los padres y madres sin empleo gracias a la Reforma Laboral (ya vendrán después los minijobs y los contratos basura), se empobrece a la población, se eliminan prestaciones y se reducen las pensiones de los abuelos por debajo de la subsistencia en el horizonte de su cercana privatización, se cercena la sanidad pública y se remata la jugada con una ley que acabará privatizando la enseñanza y llevando de nuevo la cruz a las escuelas. Os pensabais que 1984 y Fahrenheit 451 eran obras de ficción; pues no, simplemente premonitorias.

¡Joder, Mariano, qué bien lo estas haciendo, barbián!

Ni paz ni descanso 11 abril 2013

Posted by Antonio Rubio Calín in Opinión.
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El pasado lunes, 8 de abril de 2013, murió Margaret Thatcher, quien fuera Primera ministra de Reino Unido desde 1979 a 1990. Hoy, el mundo, nuestro atribulado y maltrecho mundo, huele un poco mejor.

Parece obligado el que cuando muere un personaje más o menos público, más o menos conocido, con mayor o menor, o ninguna, proyección, nos sintamos obligados a entonar un “Descanse en paz” como expresión de respeto, las más de las veces impostado. Y yo me pregunto ¿por qué respetar en la muerte a alguien por quien no se ha sentido respeto en vida? ¿Por qué respetar a quien no respetó?

Thatcher fue un personaje nauseabundo desde sus comienzos, un ser abyecto, intelectualmente mediocre, políticamente indecente; pero fue un fiel y eficiente perro guardián de los intereses de clase del Gran Capital. Toda su vida política activa estuvo al servicio de un único ideal: La destrucción de los logros que la socialdemocracia británica y europea habían conseguido tras décadas de luchas obreras. Fue un ser antisocial, porque no creía en la sociedad, entendida esta como un cuerpo organizado, solidario e igualitario, como comunidad de intereses que persiguen el bien común, la justicia social. No creía en el ciudadano, creía en el “individuo-consumidor”, guiada por el sacrosanto mantra calvinista de la predestinación, que considera el enriquecimiento como señal inequívoca de la salvación eterna.

Resulta paradójico que la derecha, tan reacia a cualquier revolución, la tilde de “revolucionaria”. Thatcher fue todo lo contrario, no podía ser de otra manera; lo suyo era la involución. Todas y cada una de las medidas que adoptó, no sólo cuando ya era Premier británica sino también en su época de ministra de Educación, fueron encaminadas a destruir a los más débiles, a legislar contra los más necesitados , a anular logros y conquistas sociales, laborales y económicas. A menudo, interesadamente, pasan desapercibidos algunos de sus “logros y ocurrencias”. Algunas “perlas”:  En 1961, se opuso a la postura oficial del Partido Conservador cuando votó a favor de la restauración del birching (tipo de castigo físico) en las escuelas. En una conferencia del Partido Conservador de 1966, juzgó a las políticas de aumento de impuestos del Partido Laborista como un avance «no sólo hacia el socialismo, sino también hacia el comunismo». Como ministra de Educación del Gobierno de Heath, 1970-1974, impuso recortes del gasto público en el sistema educativo estatal; como resultado, se suprimió la leche gratuita para los alumnos de entre siete y once años, siendo conocida como “Margaret Thatcher, Milk Snatcher” (Ladrona de leche).

Líder absoluta de los Tories, tras enfrentarse a quien había sido su jefe de filas, Heath, y derrotarlo, se convirtió al tiempo en el rostro del movimiento económico opositor al Estado del bienestar basado en el keynesianismo, el Institute of Economic Affairs (IEA), un “Think Tank”  que creían que el Estado del Bienestar estaba debilitando a Gran Bretaña. Los panfletos del instituto proponían menos administración, impuestos más bajos y más libertad para los negocios y los consumidores.

Con estos antecedentes, y ya como Primera ministra, se empleó a fondo en su objetivo: La destrucción del Estado del Bienestar. Su política económica influenciada por el monetarismo de la “Escuela de Chicago” que su gran amigo Pinochet había llevado hasta sus últimas consecuencias en Chile, la privatización de todo lo público, la destrucción de los sindicatos (En 1984, en un discurso, llegó a considerarlos “más peligrosos para la libertad” que los enemigos con los que había tenido que luchar en Las Malvinas), la política impositiva, plasmada en el famoso “poll tax”, los ataques sin cuartel al Sistema Público Sanitario… Todo un “rosario de reformas o ajustes” como lo definiría nuestro “plasmado” Presidente Rajoy, digno emulador de aquella. Dio inicio, además, levantando restricciones hasta entonces imperantes en la City, a las políticas especulativas y operaciones financieras que nos han llevado a donde estamos en la actualidad.

Sólo el enfrentamiento con Argentina por la disputa de Las Malvinas y la victoria sobre la Junta Militar (Probablemente muy a su pesar) le salvaron de salir precipitadamente del Gobierno.

La década de los ’80 fue una década ominosa para Gran Bretaña, las consecuencias son visibles hoy en día en todos los órdenes: desregulación laboral hasta llegar a la individualización de las negociaciones sobre condiciones de trabajo, una sociedad dividida, un sistema sanitario público destruido que tiene que buscar fuera lo que antes tenía en casa, una educación pública subsidiaria de la privada.

El legado de Thatcher es el catecismo de nuestros gobernantes, de la “Troika” criminal que está condenando a la pobreza a la mayoría de la población del Sur de Europa, de estos nuevos “golpistas” enfundados en trajes de Armani. No podemos negarle el haber sido discípula aventajada del liberalismo más feroz y criminal y espejo donde se miran quienes hoy rigen los destinos de Europa.

Su muerte es por tanto motivo de júbilo y satisfacción, como lo ha sido la de otros que la precedieron: Franco, Pinochet, Fraga…Y como lo será la de quienes ahora la emulan.

Su muerte nos alegra y regocija en medio de tanta zozobra y frustración, en la certeza de que ni encontrará descanso ni paz, solo putrefacción y olvido. AMEN