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La idiotez no tiene límite 1 febrero 2014

Posted by Antonio Rubio Calín in Opinión.
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Uno pensaba, cuando oyó por primera vez a la ministra de Empleo reconocer los méritos de la Virgen del Rocío y encomendarse a ella para sacarnos de la crisis, que semejante memez no dejaba de ser una anécdota protagonizada por una señora que no había trabajado en su vida y que por lo tanto la ociosidad le había provocado serios trastornos neuronales.

Más tarde, y ante la exponencial proliferación de manifestaciones gubernamentales en todos los ámbitos trufadas de “encomendaciones divinas” y tontunas varias, comencé a preocuparme.

Recuerdo con risa contenida el espectáculo ofrecido por ese dúo de cachondos que forman el ministro de Industria y su colega de Exteriores cuando muy dignos ellos casi estuvieron a punto de enviar varias fragatas aprovechando el “fuerte viento de Levante” para apretarle las tuercas a la presidenta argentina con motivo de la expropiación de Repsol YPF. En aquellas circuspectas intervenciones televisivas no podía por menos que acordarme de los monólogos del genial Gila: – Oíga, ¿Es el enemigo?  O de Tip y Coll y su humor absurdo y ácido; aunque no quisiera ofender su memoria con esta comparación.

Geniales, como no, las intervenciones de ese duendecillo temblecoso de voz aflautada y chillona y que ejerce de Ministro de Hacienda cuando dice cosas como:

–      “Señorías, los sueldos no solo no han bajado sino que están subiendo… sí, sí.”

Y qué me dicen del ministro de Educación, un crack, o un toro. No recortan becas, ni despiden profesores, ni benefician al clero trabucaire, ni … No, ajustan y reajustan efectivos.

No voy a traer a colación lo del “finiquito diferido” porque me da la risa y ya no puedo seguir.

Se han hecho unos expertos en el uso del eufemismo, llegando a crear una especie de “neolengua” gubernamental que está incluso empezando a calar peligrosamente en el tejido social, si es que aún se puede hablar de eso.

Pero las alarmas han empezado a sonar más fuerte cada vez.

Que la cosa está ya muy mal. Y si no, qué me dicen sobre que todo un ministro del Interior, por muy “meapilas” que sea, afirme sin ningún rubor que está absolutamente convencido del papel de “intercesión por España” que en estos tiempos de crisis está desempeñando Santa Teresa de Jesús “allá arriba, donde (la santa) manda mucho”. Claro, que en esto ni entro sobre el qué narices hace un ministro del Interior apadrinando un proyecto, “Huellas de Santa Teresa”, que recorre y recoge el legado de la santa abulense por 17 ciudades españolas, presentado recientemente en FITUR, ¡Toma “Marca España”!

Claro que no hay farsa sin tragedia, ¿o es al revés? La tragedia en este cúmulo de despropósitos la ha puesto otro meapilas con “pedigrí”: El sr. ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, y su carpetovetónica reforma de la Ley del Aborto. No voy a detenerme en lo qué significa de retroceso en derechos democráticos, ni lo qué va a suponer para las mujeres españolas a quienes dicha reforma va a conducir directamente a los años 60, ni en la miserable cesión que el Partido Popular ha hecho a los sectores de la extrema derecha y de la Conferencia Episcopal, no. Lo que ya colma el vaso de la estupidez son las declaraciones del Ministerio de Justicia, recogidas en la Memoria de Análisis de Impacto Normativo del polémico y nefasto anteproyecto de ley en las que se afirma que la reforma tendrá un «impacto neto positivo» en la economía porque derivará en un incremento de la natalidad. Si esto se escucha o se lee sin conocer la fuente, estoy totalmente seguro que se atribuiría a uno de esos monólogos tipo “Club de la Comedia”; pero de feria de pueblo de esos que terminan tirando a una cabra desde el campanario.

La referida Memoria no solo utiliza datos descontextualizados para darse a sí misma la razón sino que además miente descaradamente, no la Memoria sino quienes la han redactado, claro, cuando basa la justificación de la reforma en la “no disminución de abortos” con la actual ley, cuando en realidad y según datos recogidos por el Ministerio de Sanidad en su informe hecho público en diciembre pasado, pero que ya estaban disponibles desde mucho antes, se había producido una disminución del 5% de abortos desde 2010 con la ley que ahora se quiere derogar.

No contentos con semejante y esperpéntico disparate, la Memoria ahonda en la inmundicia ideológica de sus muñidores cuando afirma que tiene un impacto positivo en las personas con algún tipo de discapacidad porque al suprimir el supuesto que actualmente permite interrumpir el embarazo en casos de anomalía fetal grave «elimina el llamado ‘aborto eugenésico». El documento, elaborado por el Ministerio de Justicia y que ha sido enviado a algunos organismos junto con el anteproyecto de ley para su análisis, argumenta que con ello se «refuerza» la implementación de la Convención de Protección de los derechos de las personas con discapacidad.

Hay que ver que preocupados están estos tipos con los derechos de los “no nacidos”, cuando por otro lado les quitan esos derechos a los ya nacidos y crecidos. Y cuanta preocupación por los discapacitados, al tiempo que eliminan las ayudas a la Dependencia.

Claro que podríamos convenir en que todo es una hábil estratagema para tener más personal al que seguir “jodiendo”, algo que a la derecha española se le ha dado siempre bastante bien y que forma parte de su “ADN”, llamémosle «Marca España».

En fin, como decían los clásicos: “Stultorum infinitus est numerus”, el número de tontos es infinito; pero es que además tienen mucha mala leche.

Tics autoritarios 6 enero 2014

Posted by Antonio Rubio Calín in Artículos, Opinión.
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Hace un par de semanas, la Delegación de Gobierno de Murcia, a cuyo frente se encuentra  Joaquín Bascuñana, tomó una determinación inédita hasta ese momento: Prohibir los itinerarios que habían solicitado los convocantes de la Marcha de Mareas prevista para el 23 de noviembre, reduciendo a dos los ocho convocados. Nunca había ocurrido algo semejante. La justificación dada, alegando el posible caos circulatorio y anunciando de manera alarmante el presunto riesgo que para la seguridad ciudadana podía acarrear tal panoplia de protestas, no puede por más que haber causado risión en la mayoría de los murcianos y murcianas que llevan aguantando año tras año estoicamente el que la ciudad quede colapsada todas las Semanas Santas y Fiestas de Primavera, romerías varias y sucedáneos festeros. Creo recordar que durante esos acontecimientos no se han producido situaciones que hayan acarreado más peligro a la seguridad ciudadana que las propias originadas por cuadrillas de borrachos descerebrados meando alegremente donde bien pueden, vestidos con atuendos más propios del circo que de otra cosa. Tampoco me suena que la Delegación de Gobierno haya prohibido nunca ningún desfile pasional, ni caravana sardinera por más que interrumpan el cotidiano deambular de la ciudadanía, impidiendo el acceso a garajes, calles y demás. Y eso que si hacemos caso a las cifras que nos aportan sobre concurrencia, convenimos en que en esas fechas, la Región prácticamente se vacía para acudir en tropel a la capital de la Comunidad para asistir a eventos como el “Bando de la Huerta” o “El Entierro de la Sardina”, no digamos ya de las decenas de miles de romeros que acompañan a la patrona desde diferentes puntos de la ciudad y sus pedanías cada vez que sube y baja de su santuario.

Los convocantes de la Marcha de Mareas, incluidos los sindicatos CCOO, UGT y USO, recurrieron la decisión gubernamental ante el Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia quien en un breve plazo, como se establece por ley, dictó a favor de los recurrentes, obligando al sr. Bascuñana a envainarse su arbitraria decisión y condenando a la Delegación del Gobierno, es decir a toda la ciudadanía, al pago de las costas derivadas del acto judicial provocado por la imprudente y temeraria decisión del sr. Bascuñana.

El secretario general de CCOO de la Región de Murcia, Daniel Bueno, definió la actuación del Delegado de Gobierno como “tic autoritario”, una referencia moderada para lo que verdaderamente encierra ese comportamiento.

Durante estas últimas semanas, asistimos también a la elaboración de un proyecto de ley sobre seguridad ciudadana que el Gobierno, por medio de su ministro del Interior, Fernández Díaz, va a presentar al Parlamento para su debate y posterior y más que segura aprobación. Un proyecto de ley que vendría a sustituir a la actual, la en su día llamada “Ley Corcuera”, o “Ley de la patada en la puerta” como fue popularmente bautizada. Esta de ahora ya tiene su apelativo popular: “Ley Mordaza”. Fundamentalmente, la ley pergeñada por el ultracatólico y ultracolérico ministro del Interior trata de amedrentar a la ciudadanía mediante la aplicación de multas desorbitadas que castigarían determinados actos, sobre todo relacionados con protestas, manifestaciones y demás. Cualquiera diría que este país vive en un caos ingobernable cercano a la insurrección y que por lo tanto se hace necesario adoptar medidas más propias de un estado de excepción o de un régimen dictatorial que de un proyecto que intente velar por los derechos ciudadanos.

Lo cierto y verdad es que tal y como están las cosas, con cerca de seis millones de personas en paro, miles de familias amenazadas con ser expulsadas de sus casas, unos servicios públicos en fase de desmantelamiento y una clase política manchada por la corrupción más abyecta, empezando por el propio partido que nos gobierna, la templanza y la exquisita paciencia y respeto que están mostrando los ciudadanos y ciudadanas de este país es más que ejemplar.

¿A qué viene por tanto afán por legislar en clave represiva y sobre todo recaudatoria?

¿A qué viene el intentar disuadir a la ciudadanía prohibiendo recorridos y marchas de protesta?

Parece que el Gobierno del Partido Popular considera que el daño que están provocando sus medidas legislativas debe ser acompañado de medidas que corten de manera tajante cualquier manifestación contra las mismas.

A nuestra derecha nunca le ha gustado la protesta, a no ser que la misma esté protagonizada por los obispos o por los movimientos “pro vida” o por determinadas asociaciones de víctimas del terrorismo con las que se sienten identificados. Nuestra derecha preferiría vivir en la “placidez”, como en su día declaraba Mayor Oreja, de determinados regímenes totalitarios, como el franquista al que se han negado a condenar.

Decía Winston Churchill, un peligroso bolchevique, como sabe todo el mundo, que la diferencia entre la democracia y la dictadura es que en una democracia cuando llaman a tu puerta a las seis de la mañana solo puede ser el lechero y no la policía. Pero democracia también es poder expresarse y manifestarse libremente y, sobre todo, saber que el respeto a las instituciones del estado no se consigue mediante el recurso al miedo y a la represión; y que ser patriota es algo más que llevar una banderita roja y gualda pegada en el alerón del “Mercedes” o unos tirantes o una prenda de vestir con tales colores.

En 1989, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, en una sentencia ejemplar resolvió que la quema de la bandera de las “barras y estrellas” (que fue la bandera de la “Revolución americana”) no era anticostitucional, una resolución que fue polémica; pero, que pone en valor la esencia misma de la democracia y de la libertad. ¿Qué nos tendrá deparado la nueva normativa de Interior cuando entre vigor ante un caso similar en nuestro país?

Errarían nuestros dirigentes, algo por lo demás normal, si pensasen que con políticas intimidatorias y represivas van a ahogar las protestas de la ciudadanía ante sus políticas de destrucción del estado social y de derecho. ¿Nos obligará el sr. Fernández Díaz a lucir sobre nuestras ropas algún distintivo, como hicieron otros tiempo ha, que nos identifique según nuestra ideología o adscripción política?

Todo indica que más que de tics nuestros gobernantes son presa de todo un conjunto de estereotipias autoritarias. Se lo deberían de hacer ver.

Living things* (o la falacia del bilingüismo en la escuela) 11 octubre 2013

Posted by Antonio Rubio Calín in Artículos, Opinión.
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bilingüe (del lat. «bilinguis») adj. En dos idiomas: «Diccionario bilingüe» De dos idiomas: «Comarca bilingüe». Se aplica al que habla con igual facilidad dos idiomas.
bilingüismo m. Cualidad de bilingüe. Circunstancia o fenómeno de ser bilingüe un país.

(Del Diccionario del uso del español de María Moliner)

Durante las últimas tres semanas hemos asistido a la lucha, que aún continúa, de la comunidad educativa balear en su conjunto contra la ley del gobierno del popular Bouza que establece la obligatoriedad del trilingüismo (catalán, castellano e inglés) en los centros de enseñanza.

Salvo contadísimas excepciones, la abrumadora mayoría de padres, madres, profesorado y autoridades en la materia (psicólogos, lingüistas, pedagogos, sociólogos…) se han manifestado en contra de esta norma. Los representantes políticos, toda la oposición, aunque también un considerable número de ediles populares, han manifestado su abierto rechazo a lo que todo el mundo considera más una maniobra de “escaparate” que una medida encaminada a la mejora de la calidad de la enseñanza; mucho menos que esta controvertida ley venga a reparar el secular déficit en el aprendizaje de idiomas que padece el conjunto de nuestro país.

Resulta cuando menos chocante el que estando inmersos en una espiral austericida en la que los recortes y la exponencial reducción del gasto público  está retrotrayendo a nuestros servicios públicos, en especial al educativo y al sanitario, a niveles preconstitucionales, los dirigentes del PP pongan en marcha proyectos destinados a convertirse en leyes como el que nos ocupa. Porque incluso en el hipotético caso de que pedagógicamente fuesen acertados (que no lo son), la cantidad necesaria de inversión que habría que dedicar para asegurar su éxito debería ser tal que resulta vergonzosa en un momento en el que un inmenso número de familias no dispone de recursos ni para asegurar el sustento diario de sus hijos. Para rizar el rizo de la ignominia, el MEC ha anunciado la desaparición de las partidas que se destinaban a las CCAA para la adquisición de libros.

En este contexto desolador, al que habría que sumar la destrucción de empleo en el sector educativo, la no reposición de las jubilaciones, la disminución de plantillas, el aumento del horario lectivo en detrimento del de atención a tutorías, formación, etc. del aumento del número de alumnos y alumnas por aula en todos los niveles, una no menos importante disminución de los derechos laborales conquistados a lo largo de las últimas décadas, la disminución salarial, por más que el ministro Montoro se empeñe en lo contrario, el recorte en permisos y licencias por estudios… Pues, en esta situación, las consejerías de Educación de Castilla-La Mancha y de la Región de Murcia han manifestado también su intención de subirse al carro del bilingüismo (no me extrañaría, conociendo al personal como lo conozco, que a mis paisanos no se les pasase por la cabeza hacer una inmersión lingüística en el panocho). En el caso concreto de Murcia, el flamante consejero de Educación, Pedro Antonio Sánchez, ha manifestado su intención de que en cinco años todos los colegios de la Comunidad sean bilingües.

Creo que en las actuales circustancias, y en otras más halagüeñas también, la ciudadanía en su conjunto; pero, sobre todo los usuarios del sistema: padres, madres y profesionales de la enseñanza, se deberían hacer una serie de preguntas o reflexionar sobre algunos aspectos. Vayamos por partes. Fundamentalmente, desde el mundo de la docencia, el profesorado especialista en idiomas es mayoritariamente, por no decir absolutamente, reacio a los llamados “programas bilingües”; por una sencilla razón: o se enseña un idioma o se enseña una materia. Todo el mundo coincide en señalar que la complejidad de conceptos de determinadas materias o la especificidad de determinados contenidos, sobre todo en etapas tempranas de escolarización, es un inconveniente que ya resulta complicado de superar cuando se imparten los mismos en el idioma nativo. Existe por lo tanto el riesgo real del “adelgazamiento” de conceptos y contenidos y, por lo tanto, lo que se pueda ganar en el conocimiento de una segunda lengua (no mucho más que lo que se puede adquirir en una clase específica de idiomas con las garantías de calidad que se le debería suponer) va a ir, por el contrario, en detrimento de la adquisición de conocimientos básicos. Por poner un ejemplo, el manual de la asignatura de Conocimiento del Medio en inglés de la editorial Santillana “Essential Science Plus” de 5º de Primaria tiene 118 páginas y una media de 8-10 páginas por tema, donde el 60% aproximadamente lo ocupan ilustraciones. El manual de la misma editorial, para el mismo nivel y la misma asignatura en su versión «para todas las comunidades» en castellano, consta de 196 páginas, con una media de 12-14 páginas por tema y bastante menos espacio dedicado a la infografía, que se puede completar con otros recursos.

Otra reflexión que se debería afrontar es qué es lo que se requiere a nivel de profesorado: ¿profesorado especialista en inglés (que es lo único que se oferta; que esa es otra) con conocimientos de la materia que se oferte en ese idioma o profesorado especialista en esa materia con conocimientos de inglés? y, en este caso, ¿Qué nivel exigimos: B1, B2, C1?

Item más, ¿Existen en nuestros centros de Primaria y Secundaria docentes con la titulación y preparación suficiente para llevar a cabo un programa bilingüe? En caso contrario, y ante la necesidad de contar con el profesorado debidamente cualificado ¿podrá significar esto que se produzcan desplazamientos y supresiones de aquel profesorado que no pueda acreditar la requerida competencia lingüística, perdiendo así los derechos adquiridos mediante Concurso General de Traslados? Por si alguien tiene dudas de por donde pueden ir los tiros, en la edición de 13/10/2013 del diario Público.es se recoge el que la consejería de Educación de Madrid, al frente de la cual se encuentra la incalificable Lucía Figar, está contratando a profesorado interino suspenso de la especialidad de Inglés, con notas por debajo del 2 y sin experiencia docente.

Pero ¿qué ocurre en nuestro entorno cercano? en esa Europa con la que debemos converger. Centrémonos en cuatro países: Alemania, Francia, Reino Unido y la envidiada Finlandia.

Alemania. Las experiencias bilingües se remontan a finales de la década de los sesenta. En general la enseñanza de los idiomas se cuida bastante; aunque, no es hasta el principio de la década de los 90 cuando empieza a impartirse en las escuelas primarias, a partir de tercer curso. La enseñanza depende de los Länder. Existe un programa bilingüe, Europa Schulen, en el Länder berlinés. El alumnado que asiste a este programa es ya bilingüe. Otro programa bilingüe es el Franco-Alemán, que se remota a un convenio firmado a mediados de los sesenta para favorecer la inmersión lingüística de los extranjeros y emigrantes. En general, en Alemania, lo que se cuida con esmero es el aprendizaje de segundos y terceros idiomas por los conductos normales: centros específicos y como segundas o terceras lenguas en los centros oficiales .

Francia. Además del mencionado programa Franco-Alemán, las experiencias bilingües se llevan a cabo en las llamadas Secciones Europeas o clases européennes y a partir del curso equivalente a nuestro 4º de la ESO. El objetivo es el refuerzo del aprendizaje del idioma por medio de la enseñanza total o parcial de determinadas asignaturas. Después de varios años de experiencia, se han detectado tres problemas fundamentales: el bajo número del alumnado que sigue el programa, el poco nivel de competencia lingüística del profesorado y la escasez de recursos.

Reino Unido. Gran Bretaña es uno de los países con menor índice de conocimiento de una segunda lengua extranjera de toda Europa (quizá del mundo). La oferta de una segunda lengua solo es obligatoria en el Keystage3 (11-14 años), de los 14 a los 16 (Keystage4) se ofrece como opcional. En el año 2002, y dentro de la Estrategia Nacional de Lenguas para Inglaterra, el Departamento de Educación estableció la introducción de una materia de lengua extranjera en la etapa Keystage2 (7 a 11 años) que sería obligatoria a partir de 2010. Por su parte, el gobierno de Gales introdujo, dentro de su propia Estrategia Nacional de Idiomas, un proyecto piloto de enseñanza de un idioma extranjero en la etapa Keystage2 que funciona de forma experimental desde el año 2003. Lo más destacado son los Languages Colleges, centros especializados en idiomas que llevan sus experiencia a los Specialist Colleges, centros de secundaria especializados en idiomas.

Finlandia. Por último, el caso finlandés, como en casi todo, es imposible de comparar con nadie. Finlandia tiene una larga tradición de bilingüismo, en parte debida a su antigua pertenencia al Reino de Suecia. Destacar  que las primeras experiencias de educación bilingüe se remontan a los años 80 del siglo XX, cuando se introducen en algunos centros las prácticas canadienses de inmersión. El Gobierno Central establece los planes de estudio pero la normativa existente otorga muchas competencias a los propios centros educativos. La mayor parte de los centros ofrecen estos programas en el marco del plan de estudios nacional. El inglés es el idioma extranjero más demandado. Otras lenguas optativas son el alemán, el francés y el ruso. En la segunda etapa educativa básica (de los 13 a los 15 años), y en los centros que ofrecen Enseñanza Bilingüe se imparten en una segunda lengua, ordenadas según su demanda, las asignaturas de Economía Doméstica, Biología, Geografía e Historia y Ciencias Sociales. En Bachillerato (de los 16 a los 19 años), las asignaturas que, con mayor frecuencia, se imparten en otro idioma son: Historia, Ciencias Sociales, Geografía, Biología, Química y Psicología. El número de alumnos va disminuyendo conforme avanzan en su escolarización debido a que deben afrontar un examen final de carácter estatal en finés al finalizar sus estudios. Cabe destacar que las escuelas no reciben financiación adicional por parte del Estado y que es difícil encontrar material de enseñanza en inglés, francés, alemán o ruso. El nivel de competencia exigido es el equivalente al C1 en el marco común europeo.

Tras este repaso, breve pero significativo, podríamos además reflexionar sobre la influencia de nuestros hábitos sociales y culturales a la hora de aprender una segunda lengua, tales como la inexistencia de proyecciones cinematográficas en versión original, de programas televisivos que sigan esa tónica y de un sistema bastante trasnochado, por lo menos hasta hace unos años, en la enseñanza oficial de idiomas. No menos importante ha sido el secular aislamiento de nuestro país durante décadas, donde solo un reducido grupo de privilegiados tenían acceso a viajar y conocer idiomas in situ, algo que ya ha empezado a paliar el gobierno de Rajoy enviando a cientos de jóvenes a “emprender la aventura de la emigración exterior”.

En estas circunstancias, las propuestas impositivas de conversión de nuestros centros de enseñanza en bilingües no solo son un brindis al sol, una mera política de escaparate para ocultar las miserias a que nos conducen los recortes, sino que se dan de bruces con lo que es la tónica general de la Europa con la que queremos converger y con aquella parte de Europa a la que ni podemos ni deberíamos de gastar muchas fuerzas en querer parecernos.

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*El título de este artículo juega precisamente con la traducción de “seres vivos” al inglés, living things, (seres vivientes) Uno de los temas iniciales de Conocimiento del Medio en 5º de Primaria. Más de uno que esté leyendo esto, que seguramente tenga un nivel aceptable de inglés, puede que haya traducido la expresión por “cosas vivas”; ese es uno de los inconvenientes con que nos podemos encontrar cuando no dominamos una lengua a nivel mucho más que elevado.

Esto se llama… ¡ESTUPIDEZ! 21 abril 2013

Posted by Antonio Rubio Calín in Opinión.
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Para qué esperar cuarenta o cincuenta líneas de explicaciones y reflexiones para llegar a una conclusión que cae por su propio peso (o por la fuerza de la gravedad): Nos gobierna una panda de estúpidos. Así de claro.

Repasando el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, DRAE para los amigos y amigas, a propósito del significado del adjetivo ‘estúpido/a’, nos remite a “necio, falto de inteligencia”, al tiempo que lo relaciona con otros con los que comparte campo semántico: Idiota, imbécil, lelo, alelado, escaso de razón, tonto, corto de entendimiento, débil… U.t.c.s. (Úsese también como sustantivo)

Todos y cada uno de ellos definen de manera clara y meridiana a nuestros gobernantes. Es rara la semana que no nos regalan con alguna estupidez o imbecilidad o tontuna propia de su condición. Una de las últimas ha sido la vomitada por la ministra Báñez, claro que hay quien dirá que viniendo de semejante personaje no tiene mérito; es lo menos que se puede esperar de quien confía la salida de la crisis a la “mejor embajadora que tiene este país, la Virgen del Rocío”. Pues dice esta señora, a propósito de la sangrante y dramática salida de jóvenes al exterior (del país, se entiende) buscando las oportunidades que aquí se les niegan, que eso se llama “movilidad exterior”. Creo recordar que fue ella también la que dijo que esta situación no era preocupante, ya que obedecía al “espíritu aventurero” y nunca saciado de emociones que caracteriza a la juventud.

Otro que no se anda con rodeos, el orondo ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el inefable Arias Cañete, nos recomienda comer yogures caducados y darnos duchas de agua fría. Como recordaréis, este es el tipo que cuando la “Crisis de las vacas locas”, y siendo también ministro del ramo, recorrió el país dándose atracones de zancarrón y estofado de ternera (a ver si al final lo de la encefalitis espongiforme va a ser verdad).

De las ocurrencias del titular de Hacienda, señor Montoro, cada vez que nos quiere inocular una nueva dosis de veneno curativo, o del perspicaz y sagaz De Guindos, cada vez más optimista, un lince, el chaval; qué queréis que os diga, son la versión chunga de los Hermanos Tonetti.

Tampoco le van a la zaga ese tándem formado por Soria y Margallo, a la sazón ministros de Industria y Exteriores, respectivamente. Dan la impresión de estar siempre dispuestos a mandar alguna fragata a bombardear a quien ose tocar un solo céntimo de los intereses de las compañías monopolísticas españolas en el extranjero. Todavía tienen que estar sudando de miedo la presidenta argentina y el presidente boliviano después de ver sus actuaciones, más cercanas a los sketch de Tip y Coll (y que me perdonen, Tip y Coll, claro, allá donde estén) o del irrepetible Gila, durante los procesos de nacionalización y expropiación de intereses petrolíferos. Oye, y que serios y circuspectos que aparecen.

Otros tienen menos gracia. El responsable de Interior, señor Fernández, seguramente tras su reconversión al “camino ecuménico” se ve en la obligación de recuperar el tiempo perdido y nos regala con toda suerte de mamporrazos, filmaciones, detenciones arbitrarias y otras tantas lindezas para meter en cintura a una población cada vez más harta e irritada (perdonad que no utilice el término ‘indignado’, me cansa).

O el otro chico amante del cilicio y golpe en el pecho más comunión diaria, el Beato Gallardón, de Justicia él. Hay que reconocerle un valor: Ha sido capaz de poner en pie de guerra contra sus medidas a toda la judicatura, magistrados/as, abogacía, asociaciones varias… y nos va a hacer retroceder 30 años en cuanto se apruebe su Ley del Aborto (que no es otra que la de la Conferencia Episcopal). Si alguien pensaba que este chico pijo de familia bien era la “esperanza progre” frente a la otra “Esperanza” en las filas populares, que se vaya bajando a la realidad.

No desmerece tampoco Wert, el ministro de (des)Educación. Lo que ocurre es que este es zafio, grosero, provocador… Lo que viene siendo un talibán (a mi me gusta más llamarle “Gurka”) de su señorito Rajoy. Un tipo que antes de estar en la SER (¡Qué ojo tuvo Francino!) no lo conocían ni en su casa a la hora de comer y que va buscando su canonización vía cesión de privilegios a Rouco y sus secuaces. Si con Gallardón vamos a retroceder 30 años en conquistas sociales, con Wert volveremos a la Ley Villar Palasí, y con suerte.

Se me acaba el “Bestiario”. De la Mato, ministra de Sanidad (y me da vergüenza decir lo de Servicios Sociales, y mucho más lo de Igualdad), no se podía esperar mucho más, con ese apellido y titular de Sanidad; ¡joder! Si es que lo ponen a tiro. Además, debe andar muy ocupada revisando los “Jaguar” de su garaje, no vaya a ser que se encuentre uno nuevo y no sepa de dónde ha salido: Quizá de  debajo de una tonelada de confetis.

Claro que hay ministras que pasan, o intentan pasar desapercibidas, como la Pastor, de Fomento, lo que no quiere decir que no entre en la lista; que entrar, lo que se dice entrar, entra. Lo que ocurre es que es de las silenciosas, de las que dejan que el trabajo sucio: AVE, privatizaciones, etc. lo hagan otros.

Otro tanto ocurre con el chico de las bombas, el ministro de Defensa, señor Morenés, industrial del ramo (o habría que decir “racimo”). ¿Alguien lo ha visto últimamente?¿Existe o es una entelequia? Bueno, tuvo alguna ocurrencia con la Virgen del Pilar, de esas que tanto gustan a los milicos; pero no voy a repasar ahora en Google.

Y a continuación, con todos ustedes, la inefable, la asombrosa, la inabarcable, la única… señora De Cospedal, la Cospe, la mujer que ha revolucionado el derecho laboral, la rueda de prensa, el “…y tú, más”. La que viene siendo una «retribución en diferido de lo que es una simulación… efectivamente…» de lo que debiera ser una persona democrática. Pues eso.

Del durmiente o plasmado, y de la “bocas”, perdón, de la señora que nos da el parte de guerra todos los viernes, no hablo; ¿Para qué?

Veis lo que decía al principio. Para que escribir 87 líneas si con tres ya estaba claro.

Ni paz ni descanso 11 abril 2013

Posted by Antonio Rubio Calín in Opinión.
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El pasado lunes, 8 de abril de 2013, murió Margaret Thatcher, quien fuera Primera ministra de Reino Unido desde 1979 a 1990. Hoy, el mundo, nuestro atribulado y maltrecho mundo, huele un poco mejor.

Parece obligado el que cuando muere un personaje más o menos público, más o menos conocido, con mayor o menor, o ninguna, proyección, nos sintamos obligados a entonar un “Descanse en paz” como expresión de respeto, las más de las veces impostado. Y yo me pregunto ¿por qué respetar en la muerte a alguien por quien no se ha sentido respeto en vida? ¿Por qué respetar a quien no respetó?

Thatcher fue un personaje nauseabundo desde sus comienzos, un ser abyecto, intelectualmente mediocre, políticamente indecente; pero fue un fiel y eficiente perro guardián de los intereses de clase del Gran Capital. Toda su vida política activa estuvo al servicio de un único ideal: La destrucción de los logros que la socialdemocracia británica y europea habían conseguido tras décadas de luchas obreras. Fue un ser antisocial, porque no creía en la sociedad, entendida esta como un cuerpo organizado, solidario e igualitario, como comunidad de intereses que persiguen el bien común, la justicia social. No creía en el ciudadano, creía en el “individuo-consumidor”, guiada por el sacrosanto mantra calvinista de la predestinación, que considera el enriquecimiento como señal inequívoca de la salvación eterna.

Resulta paradójico que la derecha, tan reacia a cualquier revolución, la tilde de “revolucionaria”. Thatcher fue todo lo contrario, no podía ser de otra manera; lo suyo era la involución. Todas y cada una de las medidas que adoptó, no sólo cuando ya era Premier británica sino también en su época de ministra de Educación, fueron encaminadas a destruir a los más débiles, a legislar contra los más necesitados , a anular logros y conquistas sociales, laborales y económicas. A menudo, interesadamente, pasan desapercibidos algunos de sus “logros y ocurrencias”. Algunas “perlas”:  En 1961, se opuso a la postura oficial del Partido Conservador cuando votó a favor de la restauración del birching (tipo de castigo físico) en las escuelas. En una conferencia del Partido Conservador de 1966, juzgó a las políticas de aumento de impuestos del Partido Laborista como un avance «no sólo hacia el socialismo, sino también hacia el comunismo». Como ministra de Educación del Gobierno de Heath, 1970-1974, impuso recortes del gasto público en el sistema educativo estatal; como resultado, se suprimió la leche gratuita para los alumnos de entre siete y once años, siendo conocida como “Margaret Thatcher, Milk Snatcher” (Ladrona de leche).

Líder absoluta de los Tories, tras enfrentarse a quien había sido su jefe de filas, Heath, y derrotarlo, se convirtió al tiempo en el rostro del movimiento económico opositor al Estado del bienestar basado en el keynesianismo, el Institute of Economic Affairs (IEA), un “Think Tank”  que creían que el Estado del Bienestar estaba debilitando a Gran Bretaña. Los panfletos del instituto proponían menos administración, impuestos más bajos y más libertad para los negocios y los consumidores.

Con estos antecedentes, y ya como Primera ministra, se empleó a fondo en su objetivo: La destrucción del Estado del Bienestar. Su política económica influenciada por el monetarismo de la “Escuela de Chicago” que su gran amigo Pinochet había llevado hasta sus últimas consecuencias en Chile, la privatización de todo lo público, la destrucción de los sindicatos (En 1984, en un discurso, llegó a considerarlos “más peligrosos para la libertad” que los enemigos con los que había tenido que luchar en Las Malvinas), la política impositiva, plasmada en el famoso “poll tax”, los ataques sin cuartel al Sistema Público Sanitario… Todo un “rosario de reformas o ajustes” como lo definiría nuestro “plasmado” Presidente Rajoy, digno emulador de aquella. Dio inicio, además, levantando restricciones hasta entonces imperantes en la City, a las políticas especulativas y operaciones financieras que nos han llevado a donde estamos en la actualidad.

Sólo el enfrentamiento con Argentina por la disputa de Las Malvinas y la victoria sobre la Junta Militar (Probablemente muy a su pesar) le salvaron de salir precipitadamente del Gobierno.

La década de los ’80 fue una década ominosa para Gran Bretaña, las consecuencias son visibles hoy en día en todos los órdenes: desregulación laboral hasta llegar a la individualización de las negociaciones sobre condiciones de trabajo, una sociedad dividida, un sistema sanitario público destruido que tiene que buscar fuera lo que antes tenía en casa, una educación pública subsidiaria de la privada.

El legado de Thatcher es el catecismo de nuestros gobernantes, de la “Troika” criminal que está condenando a la pobreza a la mayoría de la población del Sur de Europa, de estos nuevos “golpistas” enfundados en trajes de Armani. No podemos negarle el haber sido discípula aventajada del liberalismo más feroz y criminal y espejo donde se miran quienes hoy rigen los destinos de Europa.

Su muerte es por tanto motivo de júbilo y satisfacción, como lo ha sido la de otros que la precedieron: Franco, Pinochet, Fraga…Y como lo será la de quienes ahora la emulan.

Su muerte nos alegra y regocija en medio de tanta zozobra y frustración, en la certeza de que ni encontrará descanso ni paz, solo putrefacción y olvido. AMEN

 

 

 

 

El registrador golpista (o El 18 Brumario de Mariano Rajoy) 31 agosto 2012

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Que la derecha española tiene una querencia casi enfermiza hacia el totalitarismo es algo, además de demostrado científicamente, que no debería de sorprendernos. Ejemplos hay de sobra en nuestra historia. Huérfana de su correspondiente e históricamente necesaria “revolución burguesa”, que debiera de haberle servido al menos de purga ideológica, nuestra derecha, carpetovetónica, montaraz y trabucaire, siempre ha terminado meciendo la cuna del golpismo (con el inestimable, todo hay que decirlo, apoyo de la no menos montaraz derecha nacida del sietemesino nacionalismo de la periferia ibérica).

Por no remontarnos mucho en el tiempo, el Bienio Negro republicano, 1934-36, aupa al protagonismo político a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) y al “Jefe Nacional”, el prócer fascista hispano Gil Robles, que dio su apoyo total e inquebrantable al golpe militar de Franco; no sin antes haber contribuido, la derecha, a la destrucción sistemática de todos y cada uno de los logros de los primeros gobiernos republicanos hasta el año 34 y contribuir de manera decisiva a crear el clima de tensión y crispación social que desembocó en el golpe fascista de 1936 y la posterior Guerra Civil.

En 1851, Karl Marx escribió su determinante análisis sobre el desarrollo de la lucha de clases en la Francia de mitad del XIX: “El 18 Brumario de Luis Bonaparte” *. Al inicio del Capítulo I, Marx se refiere a la afirmación de Hegel sobre el que determinados hechos y personajes de la Historia es como si se repitiesen dos veces, pero añade que lo que en “origen se muestra como tragedia luego se repite como farsa”. Marx se pregunta cómo un personaje de “mente atocinada, grotesco y mediocre” podía haber llegado a asumir el papel de héroe. Él mismo da la clave, situando el conflicto de clase en el centro del análisis.

Pues bien, como afirmaba el gran pensador de Tréveris, nuestra historia esta repleta de repeticiones en tono de farsa, pero no por ello desprovistas de componente trágico y de crueldad infinita. Una de las últimas es la protagonizada por otro personaje “de mente atocinada, grotesco y mediocre”, registrador de la propiedad (esa élite de funcionarios públicos, de sueldos astronómicos, a los que curiosamente nadie señala con el dedo, ni se sabe si toman o no cafelito o leen el periódico, normalmente porque nadie les ve, ni siquiera en su Registro).

Nuestro preclaro registrador, flamante vencedor de unas elecciones democráticas, ha devenido en pocos meses en el “Director” de un claro y riguroso “Golpe de Estado” contra todo lo que huela a derecho social, laboral o ciudadano (Bien es cierto que, hoy en día, nuestros golpistas ya no visten uniforme de matarife con el pecho engalanado de hojalata y se inclinan más por el terno de Armani, las Rayban, y la tablet desde donde deciden el sufrimiento de millones de personas a golpe de especulación financiera según dicte el Mercado y su oráculo, la famosa troika del FMI, UE y BCE.

Llegó el registrador al Gobierno tras ocho años de haber sembrado el país con la semilla de la crispación, la mentira, la insidia y presentándose como la única esperanza frente a la crisis; por cierto, generada por los de su “clase”, banqueros, financieros y especuladores, por sus amos. Y llegó amparando, además, bajo el paraguas de su partido y con la torticera justificación de que los resultados de las urnas todo lo limpian, al mayor número de imputados, corruptos, chorizos, golfos y sinvergüenzas que haya conocido la Historia de España.

Tras el 20 de noviembre de 2011, la “venganza de clase” estaba servida. Ni el registrador, también experto en detectar “hilos de plastilina”, ni sus acólitos han podido superar nunca la ignominia que supuso salir del gobierno como lo hicieron tras la derrota del 2004. Había llegado el momento del ajuste de cuentas.

Todas y cada una de las medidas adoptadas por el gobierno del registrador constituyen un ataque sin precedentes no ya al tímido Estado del Bienestar que con mayor o menor éxito se ha intentado construir en este país desde hace 30 años, sino que son una destrucción planificada y largo tiempo rumiada contra el Estado Social y de Derecho. Derechos sociales, laborales, sindicales, ciudadanos están siendo laminados sistemáticamente. Derechos largamente perseguidos, duramente conquistados (Claro que el registrador y su cohorte de esto nada saben, no participaron de esas luchas ya que vivían “placidamente” la paz de Franco, como dijo en su momento Mayor Oreja). Ataques alabados por su “clase”: banqueros, grandes empresarios, defraudadores y bendecidos por el gran capital y el Dios Mercado.

Una inquina especial siente el registrador por el sector público. Sabe que es pilar fundamental del modelo social con el que pretende acabar. Su Estado no es social, es asistencial y debe ser gestionado por aquellos para los que trabaja con encono, que ya sabrán recompensarle tan grande esfuerzo. Y así mientras hachazo tras hachazo se ceba en los empleados públicos, ni una sola medida que afecte a los grandes capitales, a las grandes fortunas. Suprime derechos, elimina pagas y rebaja salarios, sube el IVA, pero perdona a los evasores de capitales, no toca ni un céntimo de las subvenciones de la Iglesia Católica y obliga pagar los medicamentos a los pensionistas. ¿Medidas necesarias? No, conflicto de clase.

El mantra “hacemos lo que tenemos que hacer, aunque no nos guste” envilece si cabe más la acción de gobierno, o el “Diktat” al que nos vienen sometiendo. Sí les gusta lo que hacen; les delata el gesto, por más que lo imposten. Dice, dicen todos a coro, en una letanía perfectamente aprendida, que lo hacen por el bien del país, no es verdad: el capital no tiene patria. Dicen que legislan para toda la ciudadanía, no es verdad: Legislan para su “clase”.

El registrador es disciplinado, hace lo que le mandan; servil con el poderoso y prepotente y cruel con el débil. Al igual que Luis Bonaparte, Napoleón III, fue un pelele en las manos de Bismarck, nuestro registrador lo es en manos de otra “prusiana”, ese remedo de la Thatcher (otra vez la tragedia y la farsa) llamada Merkel y de su Bundesbank, y de ese delincuente al frente del BCE llamado Draghi.

Nuestro registrador ya tiene su “18 Brumario”, sólo nos queda esperar que, al igual que Luis Bonaparte, también tenga su particular “Batalla de Sedán”, tras la cual el emperador francés fue depuesto por las fuerzas de la Tercera República y murió en el exilio. ¿Quién sabe?

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* El 18 de brumario del año VIII hace referencia a una fecha del calendario republicano francés, coincidente con el 9 de noviembre de 1799 según el calendario gregoriano. En esa fecha, Napoleón Bonaparte dio un golpe de Estado que acabó con el Directorio, última forma de gobierno de la Revolución francesa, e inició el periodo conocido como Consulado. Durante mucho tiempo, se ha relacionado esta fecha (18 de brumario) con el concepto de golpe de Estado, y así es utilizada por Marx en su obra El 18 Brumario de Luis Bonaparte, donde hace un análisis riguroso de las circunstancias que hicieron posible el ascenso de este personaje hasta convertirse en emperador de Francia.

Luis Bonaparte, sobrino de Napoleón, tomó el cargo de presidente de la República francesa el 10 de diciembre de 1848. Aspirando ya abiertamente al Imperio, disolvió el Parlamento Legislativo y el Consejo de Estado mediante el golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851 y detuvo a numerosos diputados. Se declaró el estado de sitio en 32 provincias y los dirigentes de los Partidos Socialista y Republicano fueron expulsados del país. La Nueva Constitución, que se adoptó el 14 de enero de 1852, otorgó todo el poder al presidente, y el 2 de diciembre de 1852 Luis Bonaparte fue proclamado Napoleón III, emperador de Francia.

Miserables 7 marzo 2012

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No por esperado ha sido menos ofensivo, me refiero al desembarco de los “populares” en el Gobierno de España. Signos había, y experiencias de la misma cuerda algunos las llevamos sufriendo ya bastantes años, demasiados. Cuando en diciembre de 2010 el Gobierno del indolente y diletante Ramón Luis Valcárcel dio el visto bueno a una de las mayores agresiones perpetradas contra los derechos sociales, laborales y sindicales de los empleados públicos murcianos, la Ley de Medidas Extraordinarias conocida popularmente como “Tijeretazo”, algunos ya advertíamos de que la Región de Murcia se convertía en laboratorio del experimento neoliberal “pepero”. Que el paso del tiempo y los acontecimientos nos hayan dado la razón no tiene mucho mérito: se les veía venir. En mayo de 2011 fueron los ayuntamientos y las comunidades autónomas, en noviembre, coincidiendo con el aniversario de la desaparición del dictador Franco, sus herederos ideológicos se hicieron con el poder político, esta vez por medios democráticos. La abrumadora mayoría parlamentaria del Gobierno empero no legitima para acabar con lo que tantos años costó construir desde el erial de la dictadura; tampoco la crisis provocada por los mismos que se referencian en el ideario conservador es coartada; la venganza de Friedman contra Keynes como gusta decir un amigo, venganza de clase, colijo yo.

Las primeras medidas aprobadas por el Gobierno del hasta entonces sesteante Rajoy apuntaban y olían a venganza; y como siempre los empleados públicos en la diana, que para eso tertulianos de variado pelaje, medios de comunicación y demás carcunda llevaban bramando contra los privilegios de esa casta de vagos y creando el clima social propicio para que ese primer rejonazo contra la base misma del Estado del Bienestar tuviese la mínima contestación social. No estaría de más recordar que cuando se vilipendia, ataca y denigra al empleado público (docentes, personal sanitario, asistentes sociales, etc.) en realidad hacia donde se dispara es al corazón del Estado Social y de Derecho: los servicios públicos, ese trozo de tarta tan apetecible sobre el que revolotean los buitres de siempre. El siguiente rejón, el desmantelamiento de la estructura jurídica de las relaciones laborales de nuestro país, asentada tras decenios de lucha sindical, negociación colectiva  y diálogo social (eso que algunos torticeramente llaman “paz social”). Y para ello qué mejor que desprestigiar a quienes en estos momentos representan el último baluarte de resistencia frente al envite privatizador neoliberal: los sindicatos, en concreto el sindicalismo de clase representado por CCOO y UGT. Y de nuevo la caverna a bramar (con inestimables ayudas quinceemeistas).

Frente a tanto desatino, el proceso de movilizaciones emprendido a raíz de la aprobación de la “Ruptura Laboral” parece haber empezado a despertar a la adormecida sociedad española. El 19 y el 29 de febrero han sido hitos de participación  y respuesta ciudadana a la convocatoria de los dos sindicatos mayoritarios como hacía tiempo que no veíamos; también lo será el 11 de marzo, en el camino hacia la Huelga General que a todas luces se convocará para finales de mes.

Es en este proceso donde se ha producido el destape de las verdaderas esencias autoritarias de nuestros actuales gobernantes. Empezando por su líder, Don Mariano, intentando convocar él mismo la huelga general ante la agresión que ya rondaba por su descansada mente. Y seguido por el resto de la camada ministerial. De Guindos, el exLehman Brothers, rumiándole servilmente al comisario Rahn la agresividad con la que nos iba a dar otra vuelta de tuerca y garantizándole de paso el orgasmo ideológico. Las rotundidades declamatorias de Soraya y Cospedal (nunca hay que fiarse de quien no mueve los labios al hablar: Remember Aznar), las bravuconadas del otrora mediático Wert en el Congreso y por último, last but not least, el ministro (de la porra) Fernández Díaz, neoconverso a la espiritualidad OpusDeística, para quien Dios es el supremo legislador y conductor se sus acciones, entra las que me imagino que figurará la de mandar aporrear a peligrosos estudiantes  y adolescentes. Aunque puestos a repartir estopa, debería de tomar ejemplo del fundador de su secta en eso de arrojar a latigazos a los mercaderes del Templo y aplicarle la medicina a los que hoy campan por sus respetos y convierten nuestras vidas en acciones de bolsa.

Y estos por citar a los del candelero, porque entre los de bajo tono tampoco hay desperdicio aunque de momento se limitan a secundar las arremetidas de la guardia de corps, con Monseñor Gallardón a la cabeza.

Nunca aceptaron la derrota del 2004, abandonaron el gobierno mintiendo y mintiendo y crispando a la sociedad lo han vuelto a recuperar, con la inestimable ayuda de un partido socialista cada vez menos partido y menos socialista. No han dudado en salir a la calle con sus obispos, con sus “pro-vida”, con “sus víctimas” y ahora se escandalizan y rasgan las vestiduras porque el 11-M CCOO y UGT, pero también multitud de colectivos, asociaciones y organizaciones sociales, entre las que se incluyen la mayoritaria Asociación de Víctimas de los Atentados del 11 de marzo que lidera Pilar Majón, han decidido volver a salir a la calle ese día para reclamar la dignidad y los derechos que nos quieren usurpar con su Reforma Laboral. Ellos, que han hecho de la indignidad bandera, nos llaman indignos, y el que más, el neoconverso ministro Fernández.

Tenemos razón y nos sobran las razones frente a quienes nos quieren callados y atemorizados.  Abyectos y taimados personajes…MISERABLES.